quelcom > laboratorio : La Electricidad [Filosofía de la Ciencia, UB 1999-2000] nbf [Neus Buira Ferré]

 

  LA ELECTRICIDAD

  Fragmentos de la investigación hecha para la asignatura Filosofía de la Ciencia II
  (prof. Manuel Medina, Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, 1999-2000).

  > Prefacio

  > Introducción

  > Geneaología

  > Conclusión

  > Referencias bibliográficas

 

 

 

 

 

_________________________________________________________________________

Prefacio: qué he hecho, cómo y por qué.

<<qué >>
Es un trabajo de investigación sobre la electricidad, con un marcado carácter experimental,
basado en el esquema conceptual del profesor Manuel Medina (departamento de lógica,
historia y filosofía de la ciencia, UB).
Dicho estudio no trata de re-producir la visión de Medina sobre Filosofía de la Ciencia, sino
que tomándola como punto de partida y principal referencia, es una aplicación práctica de
su principal inquietud, la interrelación: ciencia-tecnología-sociedad-naturaleza y de su
original esquema: [p,m,s,o,b].

<<cómo>>
Mi intención ha sido desarrollar una forma simple y comunicativa, de mostrar la interrelación
o influencia mutua de los diferentes entornos, así como buscar, experimentar, en las formas
de organización e interpretación de la información a tratar. Para todo ello, y haciendo uso
de mi experiencia artística, he “diseñado”, formal y conceptualmente, un texto-gráfico, una
imagen, de la cual derivan, de forma semejante a un hipertexto, 52 notas. En ellas, se en-
cuentran descripciones tecno-teóricas, interpretaciones de diferentes pensadores y fragmen-
tos-resúmenes de algunos textos considerados de interés, así como análisis conceptuales,
comentarios y reflexiones valorativas propios.

La forma discursiva de dichas notas y de todo el trabajo en general, no es homogénea, uni-
forme; pudiendo encontrar, desde formas estrictamente científicas, a formas literarias e in-
cluso poéticas, pasando por supuesto, por los estilos discursivos más habituales dentro de la
filosofía: el ensayo y el discurso lógico-analítico.

Por todo ello puede considerarse este trabajo como un híbrido, una confluencia de puntos
de vista y modos de proceder diversos, algunos de ellos incluso antagónicos, aunque, direc-
ta o indirectamente, interdependientes. Personalmente, considero este trabajo como una
primera fusión experimental de: arte, ciencia y filosofía; siendo estos 3 dominios los “incita-
dores”, indiscriminada y constantemente latentes, a lo largo de toda la elaboración de este
estudio.

<<por qué>>
Existen 3 motivos de por qué he hecho lo que he hecho, como lo he hecho.
El 1 por mi interés en la problemática actual de la información, las formas de comunicación
y la dificultad añadida de su asimilación y compresión.
El 2 está vinculado directamente con la Filosofía, los valores pedagógicos de la “formación
académica” y las limitadas formas de participación y comunicación en otros ámbitos no es-
trictamente filosóficos.
El 3, está íntimamente relacionado con mi persona, en tanto “estudiante”, “adulta de 33
años”, “mujer”, “artista”, “filósofa” y “profesora”. Una identidad ambigüa y versátil que difí-
cilmente “encaja” con la mayoría de patrones lógicos, etiquetas o roles sociales, con los
que se tiende a uniformar y homogeneizar el carácter y el desarrollo de la persona.

1) Ante la complejidad cuantitativa y cualitativa de información que hoy disponemos sobre
un tema particular, el texto sólo, ha devenido, en muchos casos, insuficiente. Gracias a
“lo visual” (esquemas, gráficos, diseños de estructuras, etc.), es posible, a partir del “ver”,
hacer nuevas síntesis, tanto visuales como discursivas, que faciliten el “comprender”.
No obstante, ni el texto ni la imagen son garantía, por sí solos, de una comprensión del tema
o de la problemática en cuestión.
Un ejemplo claro de la problemática que hoy genera la información es internet.
Tanto el diseño de las webs como los textos en ellas incluidos, muestran mucha información,
si, pero es difícil encontrar webs donde imagen y concepto estén integrados (2 en 1), tra-
bajen, actúen conjuntamente, es decir donde el texto “justifique” la imagen y la imagen al
texto. Quizá al diseño le falta muchas veces “lo conceptual”, y a lo conceptual le falta la
plasticidad formal y esquemática del diseño.
Creo que la distinción entre: información pura y dura (o conocimiento disperso, atomizado),
e información integrada, marcará en los próximos años, una notable diferencia cualitativa en
las formas de comunicación y las posibilidades de asimilación y comprensión de la información.
¿Cómo exponer la información de una forma simple, integrada y comunicativa?
¿Cómo hacer frente a la complejidad conceptual y estructural?
Dicha cuestión está abierta, y toca directamente a todas las personas que trabajan sobre
el fenómeno de la información y los problemas de la comprensión. La información crece y se
reproduce día a día, y con ella la complejidad lógica de las estructuras capaces de sostener
e integrar sus contenidos. Las estructuras piramidales, lineales o en forma de árbol, resultan
en muchos casos insuficientes, como ocurre con la física newtoniana, predeterminan excesi-
vamente la posibilidad del espacio y la plasticidad del tiempo. En el caso de las estructuras
“rizomáticas”, incorporan lógicas no estandarizadas y considero, sinceramente, que son un
fecundo territorio de experimentación e innovación para este tipo de problemas.

2) Respecto a la Filosofía, hay un problema que me preocupa y que, casualmente o no,
también incumbe al arte:
¿Quién lee textos filosóficos, a parte de los filósofos y estudiantes de filosofía?
¿Quién asiste y ve las exposiciones de arte contemporáneo a parte de los implicados en
dicho mundo: artistas, curadores, críticos de arte, coleccionistas?
Seguramente si hiciésemos una estadística, el porcentaje sería más bien ridículo.
Pereza de enfrentarse a un texto complejo, o excesiva complejidad retórica del que escribe,
la cuestión es que hay poca gente que lee filosofía; y pocos filósofos, a lo largo de la historia
del pensamiento, que hablen “claro” y “sencillo”, que su discurso sea comunicable, transmiti-
ble y no sólo dentro de los circuitos o círculos de “especialistas”.
Vivimos como encerrados en burbujas, burbujas que encierran contenidos, conocimientos y
saberes, . . . pero ¿de qué nos sirve profundizar en los contenidos especiales de cada burbuja
si no somos incapaces, al mismo tiempo, de crear puentes que comuniquen y relacionen los
diferentes conocimientos?
Las futuras posibles “cosmovisiones”, e interpretaciones sobre la cultura, la sociedad y el ser
humano, dependen de la apertura e interrelación de dichas burbujas, círculos o mundos, hoy
por hoy en su mayoría separados, aislados o ensimismados, por el enorme interés especulativo
que sufren tanto las ideas y como el conocimiento. . . .
Ni el mundo que nos plantea la ciencia, ni el mundo que nos ofrece la política, ni el mundo
que nos sugiere el arte, por nombrar algunos de los “mundos posibles”, son “razón suficiente”,
para petrificar nuestras creencias y encerrar nuestro punto de vista en ellas.
Todos los mundos y submundos posibles son complementarios. De alguna forma, todos inter-
actuamos con todos. De cada uno de nosotros depende que el conocimiento se degrade a
mera información, y que el saber se confunda con la mera retórica exhibicionista.
Creo que la capacidad crítica, y especialmente la crítica constructiva, está en juego.
Creo que para saber ejercer dicha capacidad primero deberíamos aprender a ser autocríticos
con nosotros mismos. En este último punto, resbalamos la gran mayoría de occidentales,
nuestro gran ego particular y cultural, nos delata siempre. Creo que tenemos, todavía, mucho
que aprender tanto filósofos, artistas, políticos, pedagogos, empresarios, economistas, etc.,
etc., etc.
Creo que uno de los principales problemas de la Filosofía, como estudio universitario, es su
excesivo estancamiento respecto de la práctica y la vida cotidiana. De alguna forma, y exa-
gerando un poco, “sólo nos comprendemos entre nosotros”. En mi opinión, valdría la pena
revisar las bases y criterios pedagógicos para que los estudiantes no sólo aprendamos a
“entender, justificar e interpretar”, textos y conceptos que corrientemente nadie utiliza,
y que apenas escasa gente comprende; sino también para que aprendiéramos a comunicar
el valor de la filosofía y de sus contenidos.
En nuestra actual sociedad, parece ser que no está de moda pensar, y menos aún, reflexio-
nar más allá de lo pre-establecido. La gente por lo general acata órdenes, ejecuta acciones
que a veces, a menudo, en el fondo, ni tan sólo cree.
Quizá haya gente que contemplándose a sí mismo como una máquina, “le vaya bien”, hacer
sin reflexionar y sin juzgar todo lo que se le pide. No es mi caso. Yo no me siento como una
simple máquina que piensa, aunque los programas educativos y las normas académicas te
induzcan indirectamente a ello; sino como ser humano, que con el tiempo y gracias al vivir
y compartir montones de experiencias, ha aprendido a pensar por sí mismo. Pensamiento y
vida, vida y ser van unidos de la mano, como mínimo en el ser humano.

3) Sobre la particular subjetividad de cada individuo, la ambigüedad que me define como
persona actúa en todo lo que siento, pienso y hago. Parecerá ingenuo y absurdo quizá,
reivindicar este punto, pero es que simplemente: “soy <<así>>-“; la ambigüedad que me
define, ya no me crea contradicciones internas, tan sólo rompe los esquemas convenciona-
les de identidad.
No me considero un caso aislado, ni insólito, ni extraordinario ni nada por el estilo. Creo que
es un fenómeno social, originado por el desarrollo de la propia cultura y forma de vida actual.
Por un lado se acentúa la “uniformidad” y por el otro la “hetereogeneidad”.
¿Quién es capaz de juzgar este hecho?
Como estudiante de 33 años, creo que la mayoría de las personas que entramos en la facul-
tad pasados los 25 años, venimos con experiencias e inquietudes ya manifestadas, con pre-
guntas ya formuladas, y por supuesto con ganas de aprender, pero sobretodo, como mínimo
en mi caso, de comprender. La implicación no es que sea menor o mayor según la edad, es
simplemente distinta, porque tu referencia inmediata no es ya el estudiante de COU que
fuiste, sino lo que has aprendido de ti mismo y a través del entorno como persona.
Como mujer, me parece evidente que antes que ser mujeres o hombres, somos seres hu-
manos y personas, no respetar este simple hecho crea las rivalidades típicas entre ambos
géneros.
Creo que la ignorancia y la insensibilidad es la fuente principal de todos estos con-
flictos, a mi modo de entender, absurdos y decadentes, aunque importantes todavía en
algunas generaciones de adultos.
Sobre el hecho de ser “artista”, para según que gente, esto es equivalente de bohemio,
inconstante, inconsciente, gratuito, egocentrista, no funcional o no útil, etc.. La mayoría
de las personas que se rigen por los tópicos, seguramente, sólo conocen el arte como ho-
bby, no como vocación y profesión. De nuevo la ignorancia es la que crea prejuicios reduc-
cionistas. Una de los distintivos más corrientes del artista es la autodisciplina, el ser jefe y
trabajador a la vez, otra cualidad es el implicarte “íntegralmente”, el entregarte totalmente
en lo que haces, sin esperar nada. No creas una imagen pensando de antemano, por ejem-
plo, en la repercusión económica que tendrá, simplemente tienes una intuición, una sensa-
ción, una idea y estas <<ahí>> intentando, buscando la forma de plasmarla. Es un proceso
imprevisible, racional e instintivo a la vez. La creatividad se altera, cuando entran en juego
otros fines: especulativos, comerciales, etc. y se bloquea cuando hay excesivos prejuicios,
miedos o presiones del entorno.
No sé, … con todo esto intento decir que cualquier persona es creativa, y por decirlo de una
manera sencilla: sólo hay que despertar el “artista” que cada uno lleva dentro. [Que luego
decidas, además, dedicarte profesionalmente a algún tipo de arte, ya es cosa de cada uno.]
En determinados circuitos intelectuales, a veces el ser artista, no pasa de una mera curio-
sidad graciosa pero irrelevante para el mundo académico. A lo largo de estos 7 años en la
facultad de Filosofía me he encontrado con consideraciones de todo tipo: desde profesores
que entienden y valoran la aportación del arte en el campo del conocimiento, a profesores
que no lo niegan pero tampoco lo afirman, hasta profesores que repelen cualquier procedi-
miento que no sea sistematizado de forma “cuasi” matemática.
La facultad de filosofía de la UB, es muy “rica” en este sentido, el alumno que se sienta en
las aulas se encuentra tanto con profesores del opus, como con anarquistas. Cristianos,
católicos, capitalistas, positivistas, idealistas, comunistas, nihilistas, existencialistas, este-
ticistas, relativistas, . . . etc.; todos cohabitan y tratan de convivir en la torre C.
La educación filosófica que finalmente recibimos contiene todos estos matices y derivados,
ya que los “discursos académicos” transpiran, consciente o inconscientemente, las opciones
ideológicas de cada profesor, [algo de por sí inevitable].
Respecto a la cuestión del arte como forma de conocimiento, simplemente diría que teorizar
sobre ello no añade nada nuevo y que en definitiva, hay que practicarlo, vivirlo, para com-
prender su sentido.
Sobre el ser “filósofa”, aún sin tener “papeles”*, considero que mi inclinación a pensar y re-
flexionar las cosas se ha ido haciendo progresivamente evidente en estos últimos 14 años.
Los 7 años de facultad, han intensificado y agudizado, dicha tendencia y me han dado las
pautas y disciplinas básicas “académicas” para desarrollar la facultad analítica y la facultad
sintética, así como indirectamente la capacidad crítica.
Mi forma de pensar deriva por un lado de la experiencia particular, de lo vivido y por el otro
de todos los encuentros e intercambios de experiencias con más gente, incluido el <<caos
ideológico>> que uno encuentra en la facultad. “Yo no hago filosofía, . . . la practico”.
Como en las relaciones amorosas estables, puedes casarte o vivir sin papeles el resto de tu
vida; el amor y respeto mútuo, si es auténtico, es el mismo, con o sin papeles. Lo mismo me
ocurre con la filosofía, puedo o no terminar la licenciatura con este trabajo, pero tanto si me
licencio como si no, seguiré siendo una pensadora, una filósofa. Ser licenciada no depende
de mí, ser filósofa sí.
Como profesora tanto de arte como de filosofía contemporánea, mi experiencia es corta,
apenas llevo 3 años, trabajando con personas de 19 a 25 años. No obstante ha sido una
experiencia lo suficientemente intensa como para reconocer los problemas pedagógicos que
surgen según la forma de impartir las clases. Como profesora tengo la suerte, de ser a la vez
estudiante, por lo que vivo y comprendo los problemas de cada lado, paralelamente. Es decir
entiendo al sr. Medina cuando me dice, hace un año, que mi trabajo no sigue las pautas indi-
cadas y me exige que cumpla con su programa; y me entiendo a mí misma cuando siguiendo
las pautas no las interpreto según la forma deseada o esperada. Son temas complicados.

De todas formas, y como punto final de este prefacio, agradezco enormemente al sr. Medina
que me suspendiera el trabajo entregado el año pasado y que sin pedírmelo ni obligarme a ello,
me hiciese trabajar tanto. Mi implicación con esta asignatura ha sido “total”. He aprendido y
visto muchas cosas haciendo la genealogía, tantas, que seguramente tardaré más de un año
en asimilarlas.  . . . el esfuerzo ha merecido la pena.

Gracias a Núria, a Albert, a Pedro y Mia, a Pau, a María, a Claude, a Alfred y Andreas Vogel
y a mi familia por estar <<ahí>> en los momentos más críticos y difíciles, y por sus consejos.

nbf BCN 10.9.00

* De dicha asignatura dependía la "lincenciatura" pues era la única pendiente de aprobar.

 

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Introducción

Prácticamente todas nuestras posibilidades de acción, están íntimamente relacionadas y
mediadas por
la electricidad. Tanto es así, que hoy es prácticamente imposible concebir
la cultura y forma de vida occidental sin dicha fuente energética.
Comparable a la utilización del fuego en la edad primitiva, el descubrimiento, y posterior
desarrollo tecnocientífico de la electricidad; ha originado transformaciones radicales en lo
más profundo de la estructura social y humana: la relación ESPACIO - TIEMPO .
Una relación que afecta tanto a las formas de percepción y los modos de observar, pensar
y conocer, como a las maneras de actuar, hacer y trabajar, las costumbres y los hábitos.
Dichas transformaciones espacio-temporales van desde el entorno biótico hasta el entorno
más inmediato, personal y cotidiano: nuestra psicología, pasando por lo organizativo, sim-
bólico y material. Es por ello que, a través, en muy buena medida, de la electricidad, la
cultura y civilización occidental ha devenido, hoy, - lo que es -. Un sistema cultural, que,
literalmente, "pende de un hilo", está suspendido por un cable,
. . . gravita sobre la corriente eléctrica.

La importancia de la electricidad radica en ser por un lado: fuente generadora de luz, y
por otro lado: fuerza motríz o flujo energético "vital" de la mayoría de las máquinas, arte-
factos o herramientas que hoy definen nuestra cultura. En tan sólo apenas siglo y medio,
desde lo más íntimo hasta lo más superficial, la electricidad ha revolucionado nuestro
estilo o forma de VIDA. La influencia de Occidente sobre el resto de las culturas y civiliza-
ciones humanas existentes en el planeta Tierra, es lo suficientemente palpable como para
poder decir, sin exagerar, que la electricidad ha revolucionado el curso de la "cultura hu-
mana" en su sentido más general, introduciéndolo en la "edad eléctrica".

Difícilmente podría haberse imaginado, Tales de Mileto hace 2600 años, que sus observa-
ciones sobre el comportamiento que adquiría el ambar al ser frotado, derivarían a lo largo
de estos últimos 3 siglos, en toda una seríe de experimentos, observaciones, descubrimien-
tos y teorías, dando lugar a la electrodinámica como ciencia y la electrónica como ámbito
de innovación tecnocientífica. No cabe la menor duda, que el desarrollo de la electricidad,
es incomprensible, sin el ímpulso generado por la revolución científica iniciada en los siglos
XVI y XVII (Leonardo da Vinci, Galileo, Bacon, Descartes, Newton); las transformaciones
políticas, económicas y sociales, producidas a raíz de la revolución industrial y la revolución
francesa en el siglo XVIII; así como sin la idea de "progreso" que circunscribe todo el siglo
XIX y de la cual derivan todas las múltiples y diferentes interpretaciones políticas, econó-
micas, antropológicas, filosóficas, metafísicas, hasta hoy existentes de nuestra particular
cultura.


El trabajo aquí realizado, es un estudio basado en la interacción: ciencia-tecnología
(también denominada: tecnociencia), dentro de un marco interpretativo amplio formado
por los dominios sociales, políticos, institucionales, filosóficos, cosmológicos y valorativos,
es decir, una tecnografía de la electricidad,

. El planteamiento básico de dicho marco, es el ofrecido por el denominado programa
Prometeus 2000. Un programa de investigación [departamento de Lógica, Historia y Filo-
sofía de la Ciencia, UB], que tiene como fin "... comprender y tratar las innovaciones
tecnocientíficas y la misma tecnociencia como realizaciones culturales, en el sentido
de cruzamientos de múltiples dimensiones discursivas, sociales, técnicas y naturales
."

. Esta perspectiva corresponde con la visión y tradición prometeica de la cultura, basada
en una concepción integrada de: ciencia, sociedad, cultura, tecnología y naturaleza; y
en
la cual se engloban "todas las capacidades, realizaciones y entornos, tanto simbólicos
y valorativos, como materiales, sociales y bióticos, en un mismo espacio multidimensional
que define íntegramente una cultura particular.
"

Este estudio ha sido desarrollado a partir del esquema lógico-conceptual: [p, m, s, o, b] ,
facilitado por el profesor Medina, responsable del programa Prometheus 2000, y en el que
se representan:
[p] al colectivo de los portadores de la cultura particular a investigar junto con las prác-
ticas específicas de su identidad cultural (agentes generadores de la cultura específica)
[m] el entorno material (conjunto de artefactos, técnicas y construcciones materiales)
[s] el entorno simbólico (conceptualizaciones, representaciones, interpretaciones, legiti-
maciones y valores)
[o] el entorno organizativo (instituciones y formas de organización sociales, económicas,
políticas y jurídicas; reglas, roles, normas, fines, etc.)
[b] el bioentorno (comunidades de seres vivos y medio biótico implicados]

Dicho esquema facilita la comprensión de lo que implica un sistema cultural específico, así
como permite estruturar e interpretar la extensa información a considerar, desde un punto
de vista ámplio y relativamente simple.  La genealogía presentada en este trabajo, es 1
ejemplo, 1 forma posible, de su aplicación práctica. Para realizarla, me he apoyado, además,
en la noción de "hipertexto" y en las posibilidades expresivas y comunicativas tanto del arte
como del diseño gráfico. Es por ello, que este trabajo tiene un fuerte carácter experimental,
pudiendo ser considerado como una primera fusión de: ARTE-CIENCIA-FILOSOFIA.

 

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Genealogia de la Electricidad
Esquema conceptual <pmsop> facilitado por el profesor Medina, interpretado
gráficamente con código de color para la lectura del mapa-texto [pdf],
imagen de la que derivan 52 notas [word.doc] (observaciones y reflexiones):

 

Conclusiones

Me resulta extraño, llegado este apartado, hablar de "conclusiones". En las notas se
hallan muchos comentatarios valorativos. La propia reflexión conduce muy a menudo
a la valoración, y cuando no, a la interrogación, de por sí tanto o más necesaria.
He intentado hacer una crítica constructiva de la cultura occidental, poniendo parti-
cularmente atención al concepto y desarrollo del capitalismo emergente a partir del
2 tercio del s. XIX.
De alguna manera he confrontado las ideas, ideales e ilusiones de aquella época, con
la experiencia directa y las formas actuales de capitalismo.
La revolución industrial, la revolución francesa y la tecnología emergente del s. XIX,
están plagadas de esperanzas, no sólo materiales, realmente creo que se vivió una
euforia desconocida hasta entonces en la humanidad. El desarrollo de la electricidad
vino casi a coronar el "triumfo" del hombre sobre la naturaleza física, el espacio, lo
material; quedando por otro lado atrapado bajo la luz eléctrica, por el tiempo de la
producción, . . . el tiempo del calendario, los horarios, los segundos.
Entre el siglo XVIII y XIX, y de la mano de la tecnología, nacen nuevos mitos, nuevos
ideales: ... el mito de la ciencia, ... el mito de la libertad, ... el mito del progreso, ...
el mito del dinero.
Estos tres últimos siglos han sido muy intensos, como una perpetua revolución, una
larga transición, todavía no finalizada, en la que todo está en juego.
La última mitad del siglo XIX es "escandalosamente" creativa, por no hablar de todo
el siglo XX, en el que no me he atrevido casi ni a poner el pie. Un auténtico caos,
supuestamente organizado por leyes científicas, económicas, políticas, industriales, ...
Una de las cosas favorables del capitalismo es que necesita ser dinámico para sobre-
vivir, y por tanto está en permanente transformación.
En el fondo, es totalmente imprevisible lo que pueda pasar en el s. XXI, ya que las
"revoluciones" ya no son sólo externas, materiales, sino también internas, psicológicas.
Todas las opciones están presentes.
Creo que las cuestiones éticas y ecológicas, hoy por hoy, deberían formar parte inte-
grante de cualquier ámbito perteneciente a la  investigación, la innovación e industria-
lización. El terreno educativo, es también un punto importante, ligado directamente
con el tema de la responsabilidad, la eticidad y la comprensión del bioentorno en el
que se cohabita. . . .

No sé, . . .
supongo que el s. XXI, dependerá no sólo de las macro-decisiones económicas y polí-
ticas nacionales e internacionales, sino también, de las microdecisiones diarias de cada
una de las personas que conforman el sistema social, en definitiva, de lo que cada uno
de nosotros decida hacer con su propia vida, la vida de los demás y la vida del planeta
Tierra.

 

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Referencias bibliográficas

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